Generar trabajo donde no lo hay. ¿Cómo se podría lograr? Eso mismo se preguntó una mujer Kolla en 1994 cuando cerraban las minas y los pobladores del Noroeste Argentino se quedaban sin trabajo y debían emigrar al sur. Rosario Quispe, nominada al Premio Nobel de la Paz, junto a otras ocho mujeres decidieron conformar una asociación de mujeres tejedoras. Emprendedoras jujeñas que lograron hacer de lo imposible un buen punto de partida. Desde entonces, como modo de supervivencia, la Asociación Warmi Sayasungo, “mujer perseverante” en quechua, creó un sistema financiero autosustentable basado en la confianza, que desarrollaron a lo largo de los últimos 25 años, un proyecto comunitario capaz de darle un futuro a más de 6000 familias de 80 comunidades aborígenes de la zona. En el NOA, en una de las regiones más pobres y alejadas de la Argentina, emergió un liderazgo femenino capaz de transformar la realidad y mejorar las condiciones de vida de los/as pobladores de la Puna.