En 1939, un baqueano descubre en unas rocas de Jujuy el brillo rojizo del hierro. Eran hematitas que fueron llamadas “Zaplitas” por su lugar de origen, las Sierras del Zapla. Con esas hematitas se realizó la primera colada de acero de la Argentina. En esas hematitas estaba contenido el mismo hierro que da color a nuestra sangre: el hierro en el acero; el hierro en la sangre del hombre nuevo, en la del obrero argentino.
Setenta años después, el óxido va devorando lo que fue la primera siderúrgica argentina, devolviendo a su origen a las maquinarias de los Altos Hornos de Zapla. Este relato se propone indagar en la construcción del Ser Nacional argentino a partir de la soberanía productiva como ideal de la mitad del siglo XX y en cómo eso fue mutando por la fuerza de los hechos.
No solamente evocamos aquel presunto momento de gloria, sino que nos preguntamos por nuestra identidad actual, cómo la vida encuentra nuevos cauces y qué hacemos con esa montaña de ruinas que es el pasado.